28 de Septiembre del 2011

Nº De pintura 6

Las bodas de Caná

Las bodas de Caná fue un punto crucial en la vida de nuestro Señor Jesucristo. Mucha gente fue invitada. Era un evento social. En esa época, las celebraciones de las bodas podían durar varios días. Es importante saber que hubiera sido una desgracia y vergüenza pública que el anfitrión quedara sin comida o vino.

Juan 2:1-11
1	Al tercer día se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús.
2	También fueron invitados a las bodas Jesús y sus discípulos.
3	Y faltó vino. Entonces la madre de Jesús le dijo: —No tienen vino.
4	Jesús le dijo: —¿Qué tiene que ver esto con nosotros, mujer? Aún no ha llegado mi hora.
5	Su madre dijo a los que servían: —Haced todo lo que él os diga.
6	Había allí seis tinajas de piedra para agua, dispuestas para el rito de purificación de los judíos; en cada una de ellas cabían dos o tres cántaros.
7	Jesús les dijo: —Llenad de agua estas tinajas. Y las llenaron hasta arriba.
8	Entonces les dijo: —Sacad ahora un poco y presentadlo al encargado del banquete. Y se lo presentaron.
9	Cuando el encargado del banquete probó el agua hecha vino, sin saber de dónde era (aunque sí lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua), llamó al esposo
10	y le dijo: —Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando han bebido mucho, el inferior; sin embargo, tú has reservado el buen vino hasta ahora.
11	Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.

Jesús no estaba seguro de que Su hora hubiera llegado. Por otra parte, su madre, María, estaba segura. Sabía que él estaba listo, de otro modo no le hubiera dicho: “No tienen más vino”, con lo que dio lugar a que Él realizara un milagro. Cuando Jesús respondió: “¿Qué tiene que ver esto con nosotros, mujer? Mi hora aún no ha llegado”, dio la prueba de que no estaba convencido. Su respuesta no fue descortés ni irrespetuosa. Cuando llamó a su madre “Mujer”, estaba usando un título de respeto comúnmente utilizado en esa época. María no estaba convencida cuando Jesús respondió, “Mi hora aún no ha llegado”. Es por eso que le ordenó a los sirvientes a hacer lo que Él les dijera. En ese momento Jesús pudo haber dudado debido a la posibilidad de decepcionar a sus nuevos discípulos (Pedro, Andrés, Juan, Jacobo y Felipe) que estaban allí en caso de que el milagro fallara. Pero sin ninguna duda, Jesús les dijo a los sirvientes: “Llenad de agua las tinajas”, y el milagro ocurrió en el momento en que dijo: “Sacad ahora un poco y presentadlo al encargado del banquete”.